En la serie Mutaciones el cuadro se vuelve objeto invadiendo y apropiándose de su espacio circundante y el del espectador.
La obra hace referencia a la Naturaleza desde su doble realidad: la de pasiva sólo como lugar a contemplar (como contexto y habitable), y la de activa (sublime, agresiva), capaz de defenderse ante las bestialidades del accionar del Hombre.
Desde este punto de vista, se rescata la coexistencia, o la intervención mutua para hablar más de fuerzas que se interrelacionan constantemente: las de la Naturaleza con el Ser humano. Se representan ámbitos y elementos naturales modificados e intervenidos mediante el sujeto, presentado a partir de la desestructuración de la imagen con los cortes y modificaciones del soporte. Estas interrupciones, no expresan ni más ni menos que la vivencia y la representación del propio Ser, desde su característica de ambiguo, fragmentado y discontinuo.
Las formas no son analogías perfectas de estos elementos de la naturaleza, pues no se busca ni la mera duplicación ni la mímesis, sino la reproducción de la esencia general de las cosas.
